EGREGOR
“Egregor” [Del griego Egregoroi]
significa velar. Egrégora también proviene del mismo término y designa la
fuerza generada por la sumatoria de las energías físicas, emocionales y
mentales de dos o más personas cuando se reúnen con cualquier finalidad.
A los Egregores, Eliphas Levi, el
escritor ocultista francés, los denomina príncipes
de las almas.
Rizardo da Camino en su Diccionario Masónico,
dice que es un “Cuerpo Místico que se
forma con sus propias peculiaridades, después de la apertura del Libro Sagrado,
cuando todos se unen con las mentes para el acto de crear”.
Al Egregor se le supone un centro de conciencia dévico, entendiendo por
dévico a las reacciones del Espacio por cualquiera de los estados de conciencia
humanos.
Es una creatura del pensamiento
energético, colectivo creado por grupo de seres humanos, dado que son
co-creadores de forma voluntaria, pero generalmente involuntaria que influencia
a modo posesión mental transitoria a los individuos que vibran en el tono en el
que fue creado.
Existe un concepto que
excava en estos temas –basado en leyes del mentalismo- el cual tiene por nombre
“egregor”.
Esta palabra refiere a
toda entidad psíquica creada bajo la conciencia humana colectiva y destaca por
ser un cúmulo de pensamientos que tienen la capacidad de emanar influencias
energéticas en un sitio determinado.
Actua solo con la fuerza de la energía
y mientras esta dure, por ejemplo si tenemos a una chica introvertida, pero de
pronto hay un artista musical y ella se vuelve su fans, un buen día va a uno de
sus conciertos, y como el egregor fue hecho con la euforia de otras, contamina
a la chica en cuestión y de pronto de ser introvertida, pasa a la euforia y mil
por ciento extrovertida, gritando, cantando y compariendo, pero lo raro para
ella es que llegando a la casa vuelve a ser la tímida e introvertida chica. Es
asi como funciona un Egregor.
Por ello la necesidad de nosotros seamos elementos de armonía, de energía positiva
en nuestro hogar o donde nos encontremos, porque podemos ser capaces de cambiar
y romper la negatividad, y además dejar que esta se mantenga en tanto
contagiemos de esta energía, libres de miedo y de la angustia que esta generando este tiempo.
Esa sensación de pesadez u
euforia que puede detectarse sin razón alguna en espacios físicos concurridos,
tales como hogares, eventos festivos, entre otros, eso es el egregor.
Esta carga es capaz de impactar en el plano sensitivo y/o
emocional de cualquier ser humano. Llevando
consigo energías físicas, mentales y espirituales que han sido originadas por
dos o más personas, las cuales, en un momento dado, produjeron un alto nivel de
sentimientos (ira, alegría, etcétera) hasta el punto de transferirse a esta
nueva entidad autónoma.
Los egregores pasan a ser energías acumulables que actúan
desde y a través de ellas, generando así un tacto psíquico en el cuerpo humano.
Cabe señalar que esta
concentración de vibraciones, pueden ser diferenciadas según la intencionalidad
con que se originaron, pues cuando muchas personas sienten y proyectan un
determinado pensamiento, dan paso a que ocurran dos alternativas:
Pensamientos negativos: Egregores
de baja tonalidad y opacos, que afectan al/la pensador/a por medio de la
emisión de una atmósfera sofocante. Si la persona se encuentre en el ambiente
donde yace esta entidad, existe la posibilidad de ser propenso a expresiones
antipáticas; así mismo también adquiere una fisionomía incomoda, con sensación
desagradables en el cuerpo. Se origina por miedos, angustias, temores, pánicos,
situaciones en que el negativismo se apodera de los sentimientos de las
personas frente a las circunstancias.
Pensamientos positivos: En este caso los
egregores nutren el subconsciente con vibraciones saludables capaces de
estimular al bienestar de la persona. Por ello, ofrecen sanidad y ánimo para el
diario vivir. Esto puede verse ejemplificado en el placer que genera estar en
conciertos, fiestas y encuentros de este estilo. Se origina por alegría, amabilidad, fuerza interior positiva, cuando
las personas tienen sentimientos armónicos y positivos frente a las
circunstancias.
Es así que un egregor
cobra una imagen de conciencia colectiva según el propósito –bueno o malo- que
le dio vida. Influencia no menor dado que su concentración vibratoria ha podido
identificarse en eventualidades de gran riesgo tales como desastres naturales,
guerras o discusiones en espacios públicos.
Para prevenirlo, es
recomendable meditar para así ser capaz de reconocer con mayor facilidad estos
egregores, que, de ser positivos, favorecen a la posibilidad de alcanzar un
idóneo equilibrio interno, estimulando así a la consciencia tanto personal como
colectiva.
Una buena limpieza
energética siempre es necesaria para este tipo de presencias, permitiendo
mantener un espacio íntimo despejado y habilitado para recibir lo denominado
como buena vibra, para esta limpieza energética
de espacios no hay nada mejor que sahumar, preparamos un sahumerio de salvia y
romero y recorremos el lugar con el humo y vamos moviendo las cosas, en la otra
mano podemos llevar una campanilla para ir agitándola por donde caminamos.
Lo más importante es darse cuenta de que los egrégores son
completamente controlables.
Ellos están bajo el poder
de los pensamientos y condicionados a nuestras vibraciones energéticas.
Cualquier programación de autoestima positiva será utilizada por estas
entidades. Según explica la reconocida vidente Elise Defer, una afirmación
positiva no necesariamente tiene que ser una lista escrita a mano o con frases
que indican lo que debes pensar a lo largo del día. Tus pensamientos, emociones
y sentimientos tienen que ser espontáneos y también tus afirmaciones. Por lo que los egrégores deben ser
únicamente utilizados para nuestro beneficio y en ningún caso para causar daño
a terceras personas. Tenemos que tener claro que podemos crearlos y debemos
alimentarlos con energía positiva
No hay comentarios:
Publicar un comentario