De orígenes poco
precisos, el término cuchara proviene del latín "cochleare", y
podemos decir que es uno de los instrumentos más antiguos de los que se ha
valido la humanidad tanto para comer, como para servir, aunque en un principio
contase con formas muy dispares. Algunos expertos opinan, que desde el
Paleolítico los hombres ya utilizaban diferentes tipos de utensilios para poder
tomar los alimentos (sobre todo alimentos pastosos o líquidos). Unas veces con
forma de pala y otras con un poco más de concavidad. Pero todas tenían la misma
función, poder tomar ciertos alimentos que no era posible tomar pinchándolos.
Hasta el siglo XIX la
cuchara era (aparte del cuchillo o navaja) a menudo el único instrumento
utilizado en las comidas. El principal material utilizado en su fabricación era
la madera.
Luego se comenzó la
fabricación industrial de hierro o acero recubierto de estaño y, para la gente
más adinerada, de plata. Para los alimentos ricos en azufre, como los huevos o
el pescado, se suelen emplear cucharas doradas, de cuerno, u otros materiales
que no reaccionan con este ingrediente alterando su sabor.
La cuchara es uno de los
artículos de uso común sumamente apreciados en la Brujería: es uno de los
objetos con más poder en nuestra “cocina” de bruja.
La cuchara es una
extensión de nosotras mismas, de nuestro brazo y mano de poder. Como toda
herramienta es dual, ya que sirve tanto para atraer como para alejar.
Simboliza el alimento
por lo que se puede usar para atraer buena suerte, la salud y el amor.
Según el etnógrafo
Dimitar Marinov, la cuchara tiene una marcada presencia en las prácticas de
exorcismo y de adivinanza del futuro. Antaño se creía que con tres, siete o
nueve cucharas se podía eliminar el mal de ojo. Para que el tratamiento tuviera
éxito, debían ser traídas de tres, siete o nueve casas diferentes. Con esas
mismas cucharas se solían hacer magias de casamiento y para “atar” o “desatar”
al novio en el cumplimiento de sus deberes nupciales, por lo cual antaño, en el
día de la boda, registraban minuciosamente la alcoba de los recién casados
antes de que éstos se retiraran a ella para comprobar que no había allí ninguna
cuchara.
Lo mismo que cualquier
otro objeto, la cuchara adquiere diferentes cualidades en función del material
de que está hecha. Conviene que la cuchara grande para cocinar sea de roble,
haya o arce. Las empleadas en ritos contra mal de ojo debían ser de olmo,
fresno o carpe. Las ancianas exorcistas preferían que la cuchara que empleaban
fuera de boj. A la cuchara de boj aluden varios villancicos.
Cabe mencionar que el
boj es uno de los pocos representantes del mundo vegetal que, según la
tradición, no debe ser traído al hogar. Se emplea sobre todo en los ritos
sepulcrales y en las misas recordatorias de los difuntos y la única salvedad,
cuando puede “entrar” en la casa, es en Navidad, como elemento del ramillete
que adorna la sien de los cantores de villancicos.
Se cree que una cuchara
tirada por sobre la cabeza de la persona puede curarla del miedo. En las
versiones ampliadas de este rito, la cuchara solía estar llena de agua con sal.
El lanzamiento se repetía hasta que la cuchara cayera boca arriba, tal y como
se sirve en la mesa, porque se creía que al caer boca abajo no quitaba el
miedo.
Es de gran utilidad a la
hora de dispersar negatividad, maldiciones y devolverlas a su origen.
PARA QUÉ PODEMOS
USARLAS Y CÓMO USARLAS:
– En una cuchara de
metal podemos ver reflejada una imagen pero invertida, así que podemos hacer un
“volteo” con una cuchara.
– Colocar un par de
cucharas cruzadas sobre la mesa del comedor creará un
ambiente agradable y se
acabaran las disputas familiares.
– Guardar una cuchara
sin lavar (no a la vista) para atraer fortuna y prosperidad a nuestra casa.
– Dejar una cuchara al
sereno durante una noche de luna menguante, luego
colocarla
sobre una moneda. Así haremos que nos cunda el dinero.
– Colgar una cuchara en
la parte en atrás de un negocio en luna menguante para atraer clientes y
mejorar las ventas.
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