martes, 13 de agosto de 2019

LA LIBERTAD DE LA BRUJA



Leemos a menudo en diversos medios, y yo también lo he dicho más de una vez, que la bruja es, ante todo, una mujer libre. Y sé que muchas pensaréis: ¿Cómo puedo yo ser libre si tengo una hipoteca que pagar, o unos hijos que dependen de mí o un trabajo al que estoy atada para pagar mis facturas? ¿Cómo puedo ser libre si no dispongo del dinero necesario para viajar, o para poder dedicarme a lo que me apasiona, o apenas tengo tiempo para dedicarlo a descubrir qué es lo que me apasiona? ¿Cómo puedo ser libre?,¿Cómo puedo ser bruja si no puedo ser libre?

Sé que la situación de muchas es ésta; una casa, una familia, un trabajo, facturas, obligaciones, compromisos… pero, ¿Qué hay de vuestra mente? ¿De vuestra imaginación? ¿De vuestras ideas y vuestro corazón? ¿Quién, salvo vosotras, decide en vuestro interior? ¿Quién puede deciros cómo tenéis que ser, cómo sentir, cómo opinar, quién ser? Nadie. Nadie, salvo vosotras.

Cuando cae la noche y todos duermen en casa, cuando dejo mi cama y bailo despacio en silencio al son de una música tenue y lenta, cuando muevo las caderas ondeando y elevo los brazos y me dejo llevar con los ojos cerrados en las horas de la madrugada, no hay nadie más libre que yo.

Cuando camino por el bosque abriéndome a la energía antigua de los árboles vetustos, al sonido de mis pasos sobre la hojarasca y a la caricia suave del sol en mi rostro, no hay nadie más libre que yo.

Cuando la luna llena ilumina la hoguera alrededor de la que bailo con mis brujas en las noches de Akelarre, no hay nadie más libre que yo.

Porque esa es la libertad de la que tanto se habla. Esa es la libertad de la bruja.

Una bruja es libre cuando decide que sus ideas son tan o más importantes que las de aquellos que la rodean. Es libre cuando sabe defenderlas de los ataques de otros. Cuando se atreve a tener opiniones propias, ajenas a las de su círculo familiar o más cercano. Cuando sabe que tiene derecho a tenerlas y expresarlas.

La bruja es libre desde el momento en el que decide tomar esa palabra para describirse a sí misma enfrentándose a siglos de desprecio, de acusaciones y castigos. Es libre cuando no ve otra opción que ser valiente si quiere sentirse orgullosa de sí misma y que presentarse ante el mundo como una bruja es lo único coherente con su identidad.

Es libre cuando por fin comprende que los juicios de otros no pueden herirla y sin embargo el juicio propio sí. No importa lo que opinen o hablen los demás de nosotras. Nunca nada será peor que saber que el miedo no nos permitió atrevernos a ser la mujer que queríamos ser. Una bruja es libre porque no sólo se atreve, es que no puede evitar ser quién es.

Una bruja es libre cuando a pesar de gastar sus horas en un trabajo desagradable pero necesario, es capaz de asumirlo y compensarlo haciendo que el resto de su tiempo sea inolvidable. Cuando el mundo parece oscuro y tedioso a su alrededor, pero ella sabe encontrar magia en cualquier momento y en cualquier lugar porque solo tiene que recordar que ella es la magia.

Una bruja es libre cuando se permite amar sin miedos y sin juegos, amar al mundo, a sus seres queridos, a ella misma. Sin mentiras, sin ficciones, sin traición. Es libre para poner su corazón en manos de quien ella decida, pero también para recuperarlo cuando lo crea necesario, sin malgastar años ni ilusiones prisionera en una relación sin futuro por miedo a la soledad o al qué dirán.

Una bruja es libre cuando construye mundos en su mente y abre puertas que la llevan a mil lugares sagrados nacidos en sus sueños.  Cuando cruza el velo que separa los mundos en cada ritual y viaja de formas que otros solo sueñan. Cuando sabe que, siendo solo una mujer, en ella se cruzan mil tiempos y mil mundos y la voz de millones de mujeres que habitaron la tierra antes que ella y que hoy le susurran a través de los millones de células que ellas le han legado.

La libertad no consiste en ser millonarias, o viajar constantemente por lugares exóticos, o tener todo el tiempo del mundo para hacer lo que nos apetece a cada momento. Simplemente consiste en ser indomables en nuestro interior. En nunca rendirnos ante otros. En no ceder cuando sabemos que tenemos razón, en no permitir que nos hieran sin defendernos. En mantener nuestra identidad, aunque no sea del agrado de las personas que nos rodean. Consiste en no someternos para evitar confrontaciones, en atrevernos a pensar en nosotras mismas sin caer en la trampa de sentir que somos egoístas. En liberarnos del concepto de culpa que persigue a las mujeres desde hace tantos y tantos siglos.

La libertad de la bruja consiste en atreverte a ser distinta cuando lo distinto no está bien visto. En dar prioridad a tus sueños porque también tienes derecho. En no sentirte ridícula cuando otros se burlen, porque lo harán. En aceptar que nunca le vamos a gustar a todo el mundo y que habrá personas que no nos lo pondrán fácil. La libertad consiste en poder elegir tu camino, en permitirte tomar tus propias decisiones, en tomar las riendas de tu vida y hacerte responsable de tus aciertos, pero también de tus errores. En definitiva, consiste en la valentía de atreverte a ser quien eres le pese a quien le pese y a pesar de todo.

Por eso no te preocupes si no tienes tiempo, dinero o un pasaporte lleno de sellos. Cierra los ojos, mírate por dentro y vuela, piensa, imagina, crea y construye tu propia identidad. Conviértete en la mujer que sabes que puedes ser dejando a un lado el miedo y la vergüenza. Crea mundos, abre puertas, deja que tu magia brote de ti e inunde tu vida. Descubre el poder de permitirte ser libre y explora la inmensidad del universo que llevas dentro. Descubre que no hay nada más libre que el alma de una bruja,  porque ninguna cadena puede retener lo que es infinito y eterno.

Y lo único que te separa de esa libertad infinita y eterna, es atreverte a serlo.

Autora: Hyedra de Trivia.

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