Continuamos con los tipos
de votos…viene del post anterior..
Votos de castidad:
La creencia es que lo que
está mal es la sexualidad. Los placeres mundanos se consideraban opuestos al
desarrollo espiritual. Claro que esto no fue un concepto universal, muchas
religiones orientales le han otorgado al sexo un carácter sagrado,
propiciatorio de la unión con Dios.
Si has experimentado
recurrente falta de deseo sexual, disfunciones sexuales (impotencia, frigidez),
o tienes problemas con la intimidad, es posible que hayas asumido un voto de
castidad en vidas pasadas.
Votos de abnegación:
Es pacto de auto
sacrificio que de alguna manera expresa que uno postergará toda satisfacción
personal a favor de los deseos y necesidades de los demás. Rechaza de plano el
amor a uno mismo. Si sientes que siempre cargas con las responsabilidades de
los demás, sientes una compulsión por ayudar a otros por encima de tus propias
necesidades y tú estás siempre en el último lugar de la fila cuando repartes
energía, es posible que hayas firmado un pacto de abnegación.
Votos de celibato:
Es renunciar a establecer
una relación emocional significativa debido a que estamos “casados” con Dios.
Pero es Dios quien nos da compañeros de alma para mostrarnos aspectos de
nuestro propio yo. Los votos de celibato se manifiestan de muchas maneras:
sabotaje a las relaciones personales íntimas, miedo al compromiso, y una
historia personal que registra numerosas relaciones que terminan abruptamente.
Negarnos la posibilidad de vincularnos profundamente con alguien es una manera
de estancarnos en nuestro crecimiento. Si este es tu caso, es probable que
hayas firmado un pacto de celibato.
Votos de silencio:
Para algunas órdenes
religiosas antiguas, la palabra se consideraba una de las herramientas del
Demonio para seducir a los mortales. De allí se derivó la creencia en que el
silencio ayudaba a mantener la pureza del alma. He detectado otros casos, por
ejemplo, personas que han vivido en contextos de guerra siendo portadores de
secretos o informaciones vitales para su país, los cuales juraron no hablar y
fueron torturados hasta la muerte. Hoy en día, estas personas experimentan
extremas dificultades para expresar quienes son, y decir la verdad.
Votos de sufrimiento:
Antiguamente en ciertos contextos
históricos, el cuerpo fue considerado un impedimento para el crecimiento
espiritual, y por lo tanto era flagelado, castigado, dañado para probar el
compromiso con la Divinidad. Nuestra concepción actual del cuerpo es diferente:
entendemos que es el vehículo a través del cual se expresa nuestra alma y por
lo tanto cuidarlo es importante. Sin embargo, muchas personas tienen conductas
dañinas hacia su cuerpo que no pueden controlar, desde morderse las uñas a
persistir en adicciones. Algunas de estas personas descubren a través de la regresión
que han vivido en contextos religiosos de desvalorización corporal.
Votos de obediencia:
Supone abandonar la propia
voluntad y subordinarla a la voluntad de Dios. Los problemas de obediencia
surgen cuando esta es completamente ciega, porque si uno cree que la voluntad
de Dios es destruir al infiel, a quien no cree en el mismo Dios que nosotros y
actúa en consecuencia (convirtiéndose en un mensajero del odio), solo acumulará
más karma. Una vida evolucionada implica convertirse en compañero de Dios en su
tarea creadora, no un subordinado ciegamente obediente. El aprendizaje consiste
en el equilibrio entre ambas voluntades. Muchas personas, que se sienten hoy
incapaces de enfrentarse a la autoridad (ya sea un padre fuerte, un jefe o el
sistema de reglamentaciones impuesto), descubren que han firmado pactos de
obediencia en vidas pasadas.
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