Ser bruja es estar
conectada con la naturaleza, su belleza y geometría.
Es como un árbol, que se
conecta con el cielo, las estrellas y la luna; es dar frutos al mundo, cobijo y
sombra cuando quema mucho el sol.
Es conectarte con las
raíces, con los ancestros, con el origen, con la Tierra; es transmutarte
con ella y alimentarte de ella para
después compartir con amor, con la naturaleza.
Es desarrollar fortaleza,
abundancia, es florecer.
Cada capa en su corteza es
un hechizo, un logro, un aprendizaje, una etapa, un avance más en la
comprensión de la vida.
Es permanecer de pie a
pesar de las inclemencias del tiempo, es adaptarse a los cambios con sabiduría.
También es dejar cuando llega el momento, como ocurre con las hojas que se
secan y se van solas, a veces, con ayuda del viento.
Es divertirse cuando es
necesario; quitarse con los zapatos al ego, y cuando parece que casi mueres, es
recibir del cielo y la Tierra las bendiciones de la nueva vida.
Ser bruja y ÁRBOL es
activar la chispa que enciende el árbol, ahora convertidas en sus hojas en
llamas en otra dimensión; esas llamas son las otras almas, los otros YO que
ahora puedes mirar muy profundamente, conectándote con ellas desde el fuego del
corazón.
Los árboles son seres
cósmicos elevados, equilibran la energía al máximo...la llenan de amor y sabiduría,
de vida.
En tiempos pasados se
acostumbraba plantar un árbol que correspondía a tu signo y era tu "otro
yo". Los árboles todo lo saben, por eso es bueno abrazarlos, acostarte con
tu cabeza dirigida a ellos para que te platiquen y compartan sabiduría.
Por supuesto que están
vivos y sienten. Abrázalos y escucha lo que tienen que decirte.
Elige un árbol, de
preferencia físicamente o bien en tus visualizaciones. Siempre habrá uno que será tu árbol.
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