Una vez me dijo una bruja: el
intelecto te llevará sólo hasta cierto límite, del mismo modo que tus ojos sólo
te permitirán contemplar un espectro del mundo visible. Lo que ves no es todo
lo que hay; la lechuza mira lo que tú no ves, aunque esté ahí.
Lo que sabes o crees saber no es
todo lo que existe.
"Saber" es como
intentar abarcar horizontes con las manos.
"Sentir" es abrir más
los ojos y poder contemplar un poco más de ese horizonte.
La bruja abre ojos, sacude
conciencias.
La
conciencia de la mujer –bruja- comienza a expandirse y las puertas del templo
se abren: las Sefirot al alcance de una caricia, un susurro, un misterio
develado. El árbol de la vida echó sus raíces en el corazón de una mujer, y el
fruto prohibido nació en la cúspide de la pirámide erigida entre las piernas.
Confía
en la conciencia abierta a tus emociones, en el fluir de tu esencia libre.
Era brujería la compasión, la empatía, la ternura, calidez humana, la intuición y el sentido común.
Era brujería la compasión, la empatía, la ternura, calidez humana, la intuición y el sentido común.
Las
mujeres eran brujas no por ser brujas, sino por ser mujeres.
Via Diarios de una Bruja
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