miércoles, 5 de septiembre de 2018

UNA VEZ ME DIJO UNA BRUJA. . .



Una vez me dijo una bruja: el intelecto te llevará sólo hasta cierto límite, del mismo modo que tus ojos sólo te permitirán contemplar un espectro del mundo visible. Lo que ves no es todo lo que hay; la lechuza mira lo que tú no ves, aunque esté ahí.
Lo que sabes o crees saber no es todo lo que existe. 

"Saber" es como intentar abarcar horizontes con las manos.
"Sentir" es abrir más los ojos y poder contemplar un poco más de ese horizonte.
La bruja abre ojos, sacude conciencias.
La conciencia de la mujer –bruja- comienza a expandirse y las puertas del templo se abren: las Sefirot al alcance de una caricia, un susurro, un misterio develado. El árbol de la vida echó sus raíces en el corazón de una mujer, y el fruto prohibido nació en la cúspide de la pirámide erigida entre las piernas.
Confía en la conciencia abierta a tus emociones, en el fluir de tu esencia libre.
Era brujería la compasión, la empatía, la ternura, calidez humana, la intuición y el sentido común.
Las mujeres eran brujas no por ser brujas, sino por ser mujeres.
Via Diarios de una Bruja

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