Ejercer y practicar la
magia no consiste solo en llevar un amuleto o realizar determinados ritos en
una noche de luna llena.
No se trata, desde luego, de una ceremonia diabólica,
pero tampoco de un simple juego.
La persona ejecutante es
emisora y receptora de vibraciones muy sensibles a cualquier obstáculo o
interferencia, que deben encontrarse en el momento apropiado y combinarse de
forma que puedan ser dirigidas hacia el fin que nos proponemos.
Es fundamental entonces
que nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu estén bien preparados para
participar e influir en ese intercambio de energías. En principio, como en casi
todas las cosas importantes, hay una cuesti6n de Fe.
Fe en nosotros mismos, en
nuestro potencial aún desconocido; pero también fe en la Gran Energía Universal
y en el predominio ultimo de las energías positivas. Para creer firmemente en
el poder del universo no importa cuales sean nuestras creencias 0 nuestra forma
de pensar.
La ciencia ha confirmado su
existencia, y todas las religiones aceptan un Dios Creador que dio fuerza al
cosmos para que en el hubiera por lo menos un planeta en el que floreciera la
vida.
Esa fe, esa confianza en
la magia como vehículo de un poder omnímodo y eterno, debe hacerse activa en el
momento de someternos a un encantamiento o sortilegio. Nuestra mente debe estar
a la vez concentrada
y abierta, para controlar
con lucidez y precisión el flujo energético que vamos a producir.
Nuestro espíritu debe
llenarse de luz, para transmitir claramente el deseo de protecci6n y de
liberaci6n. Nuestro cuerpo debe estar limpio de impurezas para que esa transmisión
y ese intercambio de vibraciones lo atraviesen sin interferencias negativas.
Si se cumplen todas esas
condiciones, se dispone de los elementos apropiados, y los rituales o
sortilegios se ejecutan con exactitud, es muy probable que la magia cósmica nos
ofrezca resultados sorprendentes.
Pero también es posible
que alguna vez falle, sobre todo al principio de nuestra práctica, o que sus
efectos comiencen a manifestarse un tiempo después. Otra de las virtudes de las
brujas es la paciencia, y también el empecinamiento. Debemos intentar una y
otra vez aquellos hechizos que nos parezcan incompletos o insatisfactorios, controlando
todos los detalles.
Finalmente debemos tener
en cuenta que roda magia es también una magia personal, y que no existen
recetas absolutamente universales.
Las vibraciones
individuales son diferentes e irrepetibles, como las huellas dactilares.
Debemos aprender a conocerlas y a comprobar con que tipo de rituales y recursos
se manifiestan mejor.
Puede ser que ciertos hechizos
no sean para ti, y debas buscar variantes o modificaciones que te permitan
sacarles provecho.
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