martes, 6 de noviembre de 2018

VII. LAS LEYES DE LA SIMPATÍA Y EL CONTAGIO

Cuando una substancia entra en contacto con otra, se transforman entre sí, manteniendo una conexión duradera a partir de ese momento en adelante. Esto es el contagio. Cuando un hombre o una mujer se cubren por primera vez con una prenda, se forma un lazo duradero con ella que nunca se romperá realmente.
Este es el motivo de que una vez  alguien haya tomado posesión de un objeto o lo haya manipulado, pueda ser usado para llevar a cabo trabajos sobre la persona en su ausencia; hay un vínculo entre el propietario y el objeto, y cuanto más implicado emocionalmente este el propietario con el objeto, más potente el vínculo será. Cuando el pie desnudo de un hombre toca la tierra, por un breve momento, hay una conexión en su huella, que puede ser explotada si el Brujo o el hechicero es astuto.

Los objetos tocados por muchas personas diluyen la conexión de cualquiera de las personas concretas que hayan hecho contacto con ellos.
El poder de un lugar queda impreso duraderamente sobre el suelo nativo del mismo, sobre las piedras, los arboles, y las plantas que allí crecen.
El pelo, las uñas, la saliva, los fluidos sexuales y la sangre de un hombre o mujer contienen cantidades masivas de su propio poder personal, y un Brujo que pueda obtener estas cosas puede fácilmente llevar a cabo trabajos hechiceriles sobre el sujeto en su ausencia, e incluso a muy largas distancias.
No se puede romper la conexión con el pelo, uñas o fluidos corporales propios, así que estas cosas, cuando las cortemos, recortemos o derramemos, deben ser cuidadosamente dispuestas o escondidas. Si tocas los recortes de uñas, pelos o fluidos de otro, estás creando una conexión menor con dichas cosas, pero esa pequeña conexión no puede superar el vínculo con su propietario real, así que no temas dañarte a ti mismo.
Si recoges dichas cosas con un propósito dañino, recuerda purificarlas como punto de inicio, antes de trabajar con ellas.
Se dice que las formas que se asemejan las unas a las otras están en simpatía. Una fotografía, boceto, escultura o muñeco que se parezca fuertemente a un enemigo, está en simpatía con la persona real, pero no se convierte en poderoso ni en capaz de dañar o ayudar a la persona, hasta que no se establece un verdadero enlace. Ese enlace debe venir de los artículos de poder que han sufrido contagio en las manos de esa persona, o que son parte de su cuerpo como el pelo, las uñas o los fluidos corporales. Edificios, lugares e incluso animales pueden ser hechizados mediante imágenes desde una gran distancia, en acuerdo con estos mismos principios.
No hay posibilidad de crear un “muñeco” o una imagen, que a través de la simpatía y el contagio sea usado para ayudar o dañar a otro, sin “identificación” o sin traerlo a la vida ritualmente. Esta imagen o cosa debe ser “mostrada” a las cuatro direcciones del mundo, y los poderes en esas direcciones despertados con una conjuración.
Entonces esa cosa, una vez elevada y mostrada a los poderes de las cuatro direcciones, debe ser bautizada con agua pura y llamada con el nombre de quienquiera o lo que quiera que dicha cosa represente.
Aparte de los trabajos de simpatía y contagio, la única manera de afectar a una persona, lugar o bestia que este lejos de ti, es hacer encantamientos regulares y peticiones a los familiares para tu deseo. Esta es una práctica menos poderosa  que la creación de formas en simpatía, y la recolección de artículos contaminados por el poder personal de aquellos sobre los que trabajarás con tu hechicería.


Es digno de mencionar que si quieres, ciertos objetos mágicamente creados, incluyendo muñecos hechos con vínculos a personas vivas, pueden ser “confeccionados”. Después de hacer tus ritos hechiceriles de simpatía, lo producidos pueden ser escondidos cerca del destinatario pretendido de tu hechicería, para aumentar su efecto. Sería ideal si pudieran esconderse en la casa de esa persona, o enterrarse en su propiedad, pero ten en cuenta que los muñecos enterrados, a menos que quieras que estén conectados a tierra y se vuelvan mágicamente ineficaces, deben ser puestos en cajas o tarros de algún tipo y bien sellados, para que la tierra no entre en ellos. Esconder muñecos y similares en los huecos de los árboles en la propiedad es también una táctica efectiva. Si eliges hacerlo (aunque no tienes que hacerlo, ya que los muñecos y otros artículos simpatéticamente encantados, hechos de forma apropiada, funcionarán desde cualquier distancia), asegúrate de esconderlos de tal modo que no haya probabilidad de encontrarlo.

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