Sabemos que en aquel tiempo que
Jesucristo anduvo por la tierra, llegó al rio Jordan donde se encontró con un
hombre realizando el BAUTIZO a todos los individuos que creian en Dios y que de
alguna manera querían ser limpiados del Pecado Original.
Ahora bien, en esa
oportunidad Jesucristo se le acercó a ese hombre, a quienes todos llamaban JUAN
BAUTISTA y se inclinó para que éste lo bautizara, Juan bautista reconociendo a
Jesús como Mesias que se encontraba delante de él, dijo: "Señor, yo no soy
digno de atar sus sandalias" sin embargo Jesús le insistió y él accedió a
bautizarlo y luego Jesús lo bautizó a él con aguas del mismo río.
Ese sacramento se lleva a cabo hoy en
día en las diferentes religiones, algunos siguen haciéndolo en ríos, otros en
la pila bautismal de las Iglesias y otros en sus casas cuando no existe iglesia
o sacerdote cerca.
Sabemos que el agua se bendice en las
Iglesias por los sacerdotes, comúnmente los Sábados de Gloria por la noche o
durante la misa del Domingo de Resurrección, de allí que el agua es utilizada,
además para exorcismo, alejar malos espíritus, para sanación de enfermos y
otros.
Queridos hermanos, traigo esto a
relucir porque he visto con preocupación que muchas personas, bien sea por
desconocimiento o por fines de lucro, ha utilizado el agua bendita como
comercio y en más de una PERFUMERIA se puede adquirir comprándola por unas
cuantas monedas, es decir, que quien necesite agua bendita puede dirigirse a
cualquier local comercial donde vendan materiales esotéricos o alguna
perfumería y comprarla como si fuera algún producto del mercado.
Mucho cuidado queridos hermanos,
porque existen muchas cosas que el dinero puede comprar pero no todo. En este
caso les digo que toda agua bendita que se comercie, compre o venda, pierde su
bendición y pasa a ser simplemente agua. Les aconsejo, para que no caigan en
ese error, cuando necesiten agua bendita vayan a un rio, tomen en un recipiente
la cantidad de agua que requieran y elévenla con las dos manos al cielo
diciendo esta oración: "Oh Dios
Padre Celestial que está en las alturas, concédeme permiso para utilizar el
agua de este río, la cual requiero de tu Santo Poder Espiritual para bendecirla
como lo hizo tu hijo Jesucristo en el río Jordán, cuando bautizó a Juan
Bautista y a todo aquel que en tí creyó. Amen"
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