Uno de los principales
actos es el de:
PERDONARSE A UNO MISMO
Cada día nos ponemos a
prueba para mostrar nuestras emociones, compartirlas o sufrirlas. O, por el
contrario, para no darles espacio y sobrevivir en una burbuja de acero.
Errar es humano, de hecho,
cometer errores es parte fundamental en el aprendizaje emocional. No existe
quien no comete fallos y hay que aprender a perdonar, pero también a perdonarse
a uno mismo.
Muchas veces tomamos decisiones
desacertadas, hay mala comunicación o momentos que se tuercen acaban dentro de
nosotros en forma de puntos negros, formando parte de nuestra alma. Si estas
sensaciones de malestar, de enfado con uno mismo, no son atacadas desde dentro corremos el riesgo de añadir un centímetro
más de grosor a nuestra coraza emocional.
Pedir perdón a nuestro
entorno, verdadero perdón, es difícil pero muy satisfactorio a la larga.
Sacamos brillo a la honestidad y la humildad, conceptos que contribuyen al
conocimiento personal máximo objetivo para una salud emocional óptima.
Algunas pautas para perdonarse a uno mismo
Toma un tiempo para ti, enciende una vela morada, y otra vela
blanca, prende un sahumerio de romero, y lavanda, y medita en ti misma, en las
cargas que estas llevando por errores que hayas cometido, entonces toma en
cuenta lo siguiente:
Cuando hay que perdonarse
a uno mismo todo cambia, estamos solos, no nos dirigimos a terceras personas.
Es un proceso estrictamente interno en el que no hay que dar explicaciones ni
justificarse ante nadie. A continuación, enumero tres simples consejos para
ayudar a superar este comprometedor y a veces difícil diálogo con nuestra alma.
Identificar las emociones que han llevado al origen del
sentimiento
Podemos engañarnos muchas
veces. Sin embargo, si reflexionamos, aunque sea cinco minutos, visualizaremos
ciertas emociones responsables de esa culpabilidad. El miedo, la inseguridad o
la envidia, entre otras, deben de dibujar la “hoja de ruta” para conocer el
porqué de nuestro comportamiento. Sin realizar este paso correctamente no será
posible conseguir el perdón.
Asumir las propias responsabilidades
Tener en cuenta que
nuestros actos siempre conllevan consecuencias es vital. Responsabilizarnos de
nuestras acciones implica un esfuerzo sincero por nuestra parte. Reconocer los
errores cometidos libera nuestra madurez y nos hace fuertes frente a la
realidad. Obtenemos satisfacciones al incidir en este trascendental punto.
Saber perdonarse a uno mismo
El momento ha llegado y
debemos afrontarlo. Apoyándonos en los resultados de los puntos citados
anteriormente debemos darnos la oportunidad de ser lo que somos. Debemos
aceptar que convivimos con miedos, inseguridades y emociones que modifican
nuestros caminos.
Es fundamental entender
que es lícito fallar, que equivocarse está permitido. Aprender de la
experiencia interior vivida es el ejercicio que se debe realizar para que
nuestra alma conviva con esas sensaciones. También para saber gestionarlas y
enfrentarnos a ellas correctamente.
La vida se encargará de
enfrentarnos a situaciones nuevas o anteriormente conocidas. Pero si hemos
sabido enfrentarnos a nuestros errores nuestro yo sabrá reaccionar de un modo
sano y natural. Y esa nueva actitud frente a la vida y a lo que nos depara
acabará repercutiendo positivamente en nuestro estado emocional.
Aunque a veces sea
complicado conseguirlo, perdonarse a uno mismo siempre es liberador. El perdón
ayuda a retomar el control de la propia vida, a conocerse mejor y, en
definitiva, a ser algo más feliz.
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