Es importante que podamos
reconocer a qué alma pertenecemos y la posición que ocupamos en el seno de la
misma, para permitir al alma que despierte a su naturaleza divina y su identidad.
Este aprendizaje tiene la fuerza de
alinearnos con nuestro propósito en la Tierra y la misión que dirige a nuestra
alma.
Encontrar mi familia de alma fue
un despertar de una parte de mí que anhelaba salir y que me ha cambiado y me
cambia la vida día a día.
Este material esta tomado de una terapeuta
maravillosa Carlota Gallego
SERÍA INTERESANTES SABER
Para entenderlo mejor decirles es
que podemos ver las familias de almas como las familias de células que existen
en el cuerpo. Digamos que existieran las células cardiacas que tienen su
función, las células de la piel,… cada tipo de célula, perteneciendo al mismo
ser, tiene características comunes y características singulares según el tipo,
pero todas son un fractal que contiene la información del ser completo, del
Todo.
Cada familia de alma es igual,
tienen cosas en común con todas pero singularidades como familia, pero al ser
todas un fractal
del Todo,
*podemos sentirnos un poco de todas las familias, pero en nuestra naturaleza
prima la que somos*.
Además, no estamos solos. Estamos en la Tierra
acompañados de otros seres, hermanos que no están encarnados en este momento, y
que también aprenden de la experiencia, nos ayudan y nos guían; como son, los
maestros, los guías y seres queridos. *Ellos, que están junto a nosotros,
también pertenecen a una familia de almas, que no tiene que ser la misma que la
nuestra; y de alguna manera su compañía, su vibración, también nos cambia, nos complementa,
y podemos sentir características, capacidades, inquietudes, dones y talentos, que
tienen otras familias*. Por ello, entre lo que somos y lo que llegamos a ser
además por su compañía, nos convertimos en un ser único y singular.
ANTES DE COMENZAR
Si es la primera vez que vas a
leer sobre las familias de almas, te recomiendo que por un lado te olvides de
quién eres en la Tierra.
Porque *puede que tu identidad terrestre no sienta afinidad con alguna
familia en concreta o que sienta con muchas a la vez*. La idea no es buscar que
la identidad terrestre encuentre quién es, sino que dejemos de ser ella por un momento,
para dejar que la vibración real de nuestra identidad nos haga recordar quiénes
somos.
Pidamos a nuestra personalidad, a
nuestro ego, que colabore, que no sienta el miedo de desaparecer si recordamos
nuestra naturaleza. Solo *pretendemos alinearnos totalmente con nuestra alma* y acoger conscientemente las vibraciones de nuestra
familia de alma en todos nuestros centros energéticos, o chakras, *para que
ambas identidades, la conciencia y la divina, se alineen*. Permitiéndonos así
encauzar nuestra vida a nuestro propósito y misión de estar aquí.
Pues recordemos que el ego, que es nuestro maestro en la
Tierra, viene a proporcionarnos los retos que nuestro tipo de familia de almas
y de quién somos de forma única y singular; nos pone de manifiesto aquello que
venimos a superar o trascender, para el aprendizaje y el desarrollo de las
capacidades, dones y talentos. Buscando que nos alineemos con nuestro propósito.
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